Me cago en la violencia del poder.
Pues realmente me cago en la violencia innecesaria que despliegan los de arriba cuando no entienden a la ciudadanía. Y me cago doblemente: de asco social, y también de miedo. Ojead las secciones de vídeos de cualquier periódico:
En Malasaña, barrio de Madrid, la policía ataca el "botellón" legal de las fiestas del 2 de Mayo. En Catalunya, la policía autonómica, llamada Mossos de Escuadra, nombre de una banda de extorsionadores, corruptos y represores institucionales del siglo XIX, (¿en qué estaría pensando Tarradellas?), tiene una fama de nazi ganada tan a pulso, que hasta los nacionalistas añoran los métodos de la Guardia Civil. Por doquier, policías locales que actúan como Marshals. Y de la violencia a la tortura no hay ningún paso, son el mismo acto.
El torturador tiene culpa, pero su amo es el verdadero peligro.
Sólo hay que ojear el anuario de Amnesty International:
AQUÍ SE TORTURA.
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